Limeranza

>> miércoles, 2 de diciembre de 2009


Llegué con el alba a ese desconocido y a la vez familiar lugar. Era una paradójica sensación. Hacía frío, el Sol todavía no alcanzaba a elevar la temperatura nocturna; veía el vaho saliendo de mi boca al respirar, pero sin embargo no lo sentía en mi piel, incluso desabroché la levita de cuero cuando me detuve frente al cartel que anunciaba mi nuevo destino. Al leerlo mi mente se proyectó más allá en el tiempo y el espacio, y sabía que sería la última vez, antes de entrar, que tendría una contemplación panorámica de todo lo que allí dentro hubiera. Una batalla se desató en mi interior: por un lado, recuerdos y emociones me espoleaban con diatribas para que saliera de ahí sin más dilación ni divagación, y por otro, un ejército hedonista que no pensaba en la repercusión que mi decisión tendría, engalanaba esperanzas y me seducía con cantos de sirena para que entrara.

Respiré hondo, apreté los dientes y me dejé llevar. Atravesé el umbral haciendo caso omiso de mi razón. Curiosamente sabía que me equivocaba, sabía en dónde me estaba metiendo a pesar de que nunca antes había estado allí, pero sí en otras urbes similares. Buscaba la adecuada para conquistarla y establecer en ella mi imperio, mi vida.

Me adentré con inveterada curiosidad por sus avenidas, calles y callejones, accedí a los edificios en los que se me permitió el paso, hablé con sus gentes… Y algo cambió. Comprendí que lo que quería no era conquistar esa u otra ciudad, sino que me aceptara y acogiera en su seno para sentir que tenía de nuevo un hogar. En ese momento bajé la guardia y fui yo la conquistada.

A veces siento que es mi ciudad y olvido que soy una extraña que nunca la conquistará. Pero ahora ya es tarde para dar marcha atrás, estoy atrapada en Limeranza.


5 Leitmotivaciones:

Ana 2/12/09 10:01  

Pero qué bonito lo que has escrito hoy...

Muchos besitos preciosa.

Anónimo 2/12/09 11:41  

Un texto realmente bueno. Me ha encantado.

Nunca dejes de sonreir 2/12/09 13:00  

Mmmm, llevo casi toda la mañana o parte de ella, pensando lo que ponerte, pero chiquilla me dejaste diciendo....¡pamplona!!, es realmente precioso, lo que has escrito, eh!, sin duda alguna me ha encantado;

¿Y que, si es demasiado tarde,eh?

Un besazo.

Nunca dejes de sonreir 3/12/09 13:59  

Muchas veces debemos de hacer caso omiso a la razón, pero en otras ocasiones, se debe de hacer caso a esa jodia razón, para no caer en la desesperación y locura....aunque ¿que es la locura?.., es la única acción cuerda de toda nuestra vida.

No por que hayas cruzado urbes similares, pronostica de antemano que esta nueva "urbe", sea igual que las otras, ¡¡quien sabe!!!, quizá te deja un buen sabor, o por el contrario te deja un sabor amargo, nadie lo sabe, pero no olvides que "después de un sabor amargo, llega ese sabor dulce";

Y por que te tiene que aceptar y acogértele?, no será al revés, que seas tú, quien la acepte sin ningún tipo de condiciones.

Quizá, es como tú dices, es demasiado tarde, para dar vuelta atrás, pero en una cosa te discuto, lo raro es que aún no la tengas conquistada.....¿estás segura?.....

Aun así, si no te importa, estaré esperando a tu lado en ese banco de lugar llamado "Limeranza"

Un besazo!

Any_Porter 10/12/09 20:27  

La era de las conquistas se ha terminado. Ahora podemos abrirnos paso sin problemas por cualquier ciudad del mundo. Y cuando finalmente escogemos en cuál queremos vivir, es cuestión de tiempo que nos adaptemos. A veces Madrid está fuera de nuestro alcance económico, o quizás Barcelona, que también nos gusta, es un poco excesiva en costes... Sin embargo siempre nos queda Santiago, Huesca, Badajoz o incluso Ávila. Son pequeñas, no son las ciudades grandes en las que puede que soñases vivir. Pero son buenas ciudades y están ahí esperando para que vivamos en ellas.

Limeranza puede estar bien. Pero acabarás encontrando una ciudad en tu vagabundeo que te diga: "estás en casa". Sé que la encontrarás.

Biquiños, mi niña.